Ensayo
Forma y Sintaxis en Limite
Por Lécio Augusto Ramos
Esto no es propiamente un análisis de LIMITE, es más bien una reflexión sobre algunas características formales de esta película tan singular en la historia del cine, del arte visual y del tiempo. No, quizás no sea ni siquiera una reflexión, lógica y ordenada, sino una reunión asistemática de ideas sobre elementos visuales, narrativos y plásticos. El objetivo no es buscar el sentido de la película, pues el sentido de una película como LIMITE no se infiere a partir de un puro análisis formal, por más riguroso que este sea. El sentido de LIMITE trasciende a su forma. Pero también la celebra – porque sin la materialidad tan especial que la cubre, LIMITE no habría sido más que una idea, a pesar de extraordinaria, brillante y trágica.
LIMITE es un ejemplo perfecto de lo que podría denominarse como cine cerebro. No es de la esfera de la visión o de la imagen aparente, sino del concepto mental, del logos primario. El aparato cinematográfico, aunque dominado en un nivel no totalmente elemental, se transforma en el instrumento de inscripción del imaginario en las imágenes del cine. Un mundo complejo existe en medio de todo, pero es como si entre la mente de su creador, Mário Peixoto, y el evento-película LÍMITE no hubiese distancia.
Pasemos, sin embargo, a lo esencial de este análisis, que consiste en la cuestión de la forma y de la sintaxis de LIMITE.
¿Qué es lo más impresionante en LIMITE? ¿La forma en sí misma, la composición rigurosa de los planos, la visualización fotográfica de geometrías, texturas, sombras y luces que materializan ante nuestros ojos un mundo en abismo, o la sintaxis plena de simetrías y sincronías que organizan todo?
La forma en LIMITE es todo: las imágenes de la película son atravesadas por una entramado simbólico que hace de ellas vehículo de un significado que les es superior, imágenes que de cierta forma podrían existir independientemente. La característica predominante es una intensa fragmentación y un desnivelamiento de lo visible. El decoupage de LIMITE es regido por un principio que podría llamarse “estética del detalle”: en vez de cuerpos enteros, pedazos de cuerpos; en lugar de paisajes y objetos completos, recortes y fracciones de paisajes y de objetos. Pero también es marcado por una sensación de vértigo, de descentramiento: los ángulos inclinados predominan, cuando la cámara se desplaza de su eje nodal y establece una relación diagonal con el objeto. LIMITE esquiva la perpendicularidad, la relación lineal con el horizonte. Anhela el desequilibrio y el desvío.
Pero la sintaxis también es fundamental. LIMITE no es una sucesión de fotografías o de encuadres rebuscados, es un flujo de planos que construye una diégesis autorreferencial rigurosamente articulada. El montaje de LIMITE es preciso como un cuchillo afilado. Está construido a partir de un decoupage milimétrico – Mario hizo del acto de unir los planos de la película una operación de correspondencia, una reiteración de una construcción anterior, de naturaleza mental (y textual). Pero el montaje no es la actualización de un modelo: en LIMITE hay planos que atraen a otros planos, hay un principio de analogía o antítesis formal que regula la asociación de imágenes.
En LIMITE la cámara juega un papel fundamental: tiene vida propia, inscribiendo una subjetividad de autor en el texto de la película. La presencia de este autor se percibe en los movimientos de cámara y las reconstrucciones frecuentes del cuadro, en la colocación de la cámara en el espacio de la diégesis y en los ángulos excéntricos. Estos muestran una intervención en la naturaleza, que no es mostrada pasivamente, a la distancia, es fragmentada, desconstruída, descentrada.
La singularidad de LIMITE no reside, por lo tanto, en el hecho de ser no-narrativa, esta es una idea inadecuada ya que LIMITE no deja de ser de cierta manera narrativa o, al menos, contener una columna de narrativas conceptuales; su singularidad reside en la articulación rigurosa entre la composición fotográfica y el montaje. Mário construye una película que armoniza forma y sintaxis, que se distingue por la construcción plástica y por la cohesión interna entre los planos.